Impactos sobre la población de los ciclones tropicales de la cuenca del Océano Pacífico Oriental

Hoy, cuando uno de los más potentes huracanes de los que se tenga registro en el Océano Atlántico se aproxima a Puerto Rico, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) comienza a delinear su Sexto Informe de Evaluación (AR6) en Montreal, Canadá. Las evaluaciones del cambio climático a cargo del IPCC involucran a cientos de científicos del mundo, muchos de los cuales son o han sido parte de las redes de investigación del IAI en las Américas. El IAI asiste a la 46a Sesión del IPCC con miras al fortalecimiento de la participación de investigadores de América latina en futuras evaluaciones con el objeto de proporcionar la información científica necesaria para la acción en sus Países Miembros y el debate internacional en el marco del Acuerdo de Paris.




Desde fines de abril de 2017 hasta el 29 de agosto, se han desarrollado 21 ciclones tropicales con nombre en las cuencas de rodean América del Norte: nueve en el Océano Atlántico Norte y doce en el Pacífico Oriental. Hemos solicitado a los investigadores Graciela Binimelis de Raga, Kam-Biu Liu y Nina Lam de las redes CRN2 del IAI que enviaran sus comentarios acerca de los huracanes que recientemente impactan en la región.

 

 

 

por Graciela Binimelis de Raga
Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM
y
Luis M. Farfán
Centro de Investigación Científica y
de Educación Superior de Ensenada, Baja California – CICESE, México

 

Desde fines de abril de 2017 hasta el 29 de agosto, se han desarrollado 21 ciclones tropicales con nombre en las cuencas de rodean América del Norte: nueve en el Océano Atlántico Norte y doce en el Pacífico Oriental. Tres de ellos tocaron tierra en las áreas costeras del Golfo de México: Cindy en Louisiana (Estados Unidos) como tormenta tropical, Franklin como huracán de categoría 1 en Veracruz (México, luego de atravesar la península de Yucatán). El tercero fue Harvey, que primero también impactó en la península de Yucatán (como onda tropical) y luego, convertido en huracán de categoría 4, azotó Texas (Estados Unidos) con vientos sostenidos de hasta 215 km/h (Fig. 1). Superando con creces a cualquier evento anterior, se sabe que Harvey originó precipitaciones intensas con totales acumulados superiores a los 1.000 (mil) mm que trajeron como consecuencia inundaciones generalizadas sobre una extensa superficie. Pocos días después, otra tormenta entró en tierra en la Península de Baja California (noroeste de México), acompañada de lluvias muy fuertes.


Figura 1. Trayectorias de Harvey (Océano Atlántico Norte) y Lidia (Océano Pacífico Oriental). Las líneas negras representan las trayectorias observadas de cada ciclón tropical.

 

 

Como parte de nuestro proyecto IAI sobre Ciclones tropicales que tocan tierra en la cuenca del Pacífico Oriental, hemos evaluado los impactos de la entrada en tierra de ciclones tropicales sobre zonas pobladas ubicadas a lo largo de la costa occidental de México. En todos los casos analizados, vientos intensos y precipitaciones torrenciales de varios días de duración estuvieron asociados con daños materiales y pérdida de vidas. Hemos estudiado más de 30 entradas en tierra de ciclones ocurridas entre 1970 y 2010 con el objeto de clasificar los desastres en función de la cantidad de personas afectadas. Los valores atribuidos a cada evento oscilaron entre 20.000 y más de 800.000, este último valor asociado con el huracán Pauline que tocó tierra en octubre de 1997.

Durante al menos 24 horas, Pauline siguió una trayectoria paralela a la costa sobre los estados sureños de Oaxaca y Guerrero (línea roja, Fig. 2), que se caracterizan por una topografía compleja. Además, el centro de la tormenta pasó cerca de Acapulco, un área densamente poblada (690.000 habitantes en 1995) donde el sistema meteorológico generó lluvias relativamente copiosas (300-400 mm en total, según los registros de diferentes estaciones meteorológicas) que causaron al menos 100 muertos. En cambio, pese a que las relativamente altas precipitaciones acumuladas (300-700 mm) se vinculan con entradas en tierra en la península de Baja California, esta región ha experimentado impactos leves debido a su baja densidad de población. Sólo en 1976, Liza, un huracán de categoría 4 mientras cruzaba el Golfo de California, se cobró un gran número de vidas (600) debido a la catastrófica rotura de una presa cercana a la ciudad de La Paz.

Más recientemente, en el período 2011-2015, 85 ciclones tropicales se desarrollaron en el Pacífico Oriental con más de 10 entradas en tierra en México. En 2013, el huracán Manuel (categoría 1, línea azul, Fig. 2) fue el más mortífero, responsable por la pérdida de 169 vidas y 105.000 personas afectadas principalmente en el estado de Guerrero. La acumulación de lluvias osciló entre 500-1000 mm y se reportaron deslizamientos de tierra en las montañas de Sierra Madre del Sur e inundaciones en Acapulco. En cambio, el huracán de categoría 3 Odile (línea verde, Fig. 2) dio lugar en 2014 a una precipitación acumulada moderada (totales de 100-500 mm) durante un período de 3 días, pero el pasaje de la tormenta causó menos de 10 muertes asociadas al sistema. Vientos intensos (hasta 205 km/h) provocaron daños materiales en Los Cabos y la población estuvo dos semanas sin energía eléctrica.


Figura 2. Trayectoria de todos los ciclones tropicales que se desarrollaron en la cuenca del Océano Pacífico Oriental desde 1970 hasta 2017. Las trayectorias en color corresponden a Pauline (1997, rojo), Manuel (2013, azul), Odile (2014, verde) y Patricia (2015, negro) 

 

 

A fines de octubre de 2015, el huracán Patricia tocó tierra en la costa de Jalisco (línea negra, Fig. 2), luego de alcanzar una intensidad de categoría 5 (325 km/h). La precipitación total tuvo valores de entre 150 y 350 mm y la velocidad del viento disminuyó casi 200 km/h en cuestión de 12 horas mientras se desplazaba por el continente a lo largo de varias centenas de kilómetros. Según estimaciones basadas en información satelital geoestacionaria (Velden et al. 2017), Patricia ha sido catalogado como el huracán más fuerte jamás reportado en cualquiera de las cuencas ciclogenéticas del mundo desde 1979 al presente. Pese a su gran intensidad, los impactos negativos de Patricia en tierra resultaron solo en catorce muertos y 15.000 afectados.

La tormenta tropical Lidia, que tocó tierra en Baja California (Fig. 3), fue el tercer ciclón tropical que se desplazó a través de la costa oeste de México en 2017. Las fuertes precipitaciones provocaron daños en la infraestructura y al menos cinco muertos en el área de Los Cabos, ubicada en el extremo sur de la península. El área tiene una población cercana a los 300.000 habitantes y alberga centros turísticos de primera clase. Las primeras estimaciones de totales acumulados oscilan entre 400-600 mm y 200-300 mm/día, lo que explica la ocurrencia de inundaciones repentinas en las cuencas rodeadas por sierras más de 750 m de altitud. Un aspecto importante de este evento fue la formación lenta de una circulación relativamente grande en el Océano Pacífico, que hizo que los pronósticos de su trayectoria se emitieran con una anticipación menor a las 72 horas a su entrada en tierra y 48 horas antes de su paso sobre Los Cabos.

Figura 3. Imagen satelital del 31 de agosto de 2017 donde se ve la tormenta tropical Lidia sobre Los Cabos. La línea delgada representa la trayectoria de la tormenta entre el 29 de agosto y el 2 de septiembre. Los puntos rojos marcan los asentamientos a lo largo de la Península de Baja California.

 

 

Si bien la predicción de las trayectorias de los huracanes ha mejorado notablemente en las últimas décadas, los impactos reales al momento en que dichos ciclones tropicales entran en tierra y afectan a las poblaciones son difíciles de pronosticar. Los pueblos y pequeñas comunidades de las montañas pueden ser altamente vulnerables e incluso lluvias moderadas pueden llevar a la pérdida de vidas debido a las inundaciones y los deslizamientos de tierra. El trabajo con los tomadores de decisiones, como el que hemos llevado a cabo en Baja California Sur, mejora la comprensión del fenómeno físico y proporciona información pertinente y oportuna a los encargados de coordinar los esfuerzos de auxilio. Los distintos niveles de preparación antes del impacto son los que marcan la diferencia entre la vida y la muerte de las poblaciones vulnerables.

Referencias

Velden, C., T. Olander, D. Herndon and J.P. Kossin, 2017. Reprocessing the Most Intense Historical Tropical Cyclones in the Satellite Era Using the Advanced Dvorak Technique. Monthly Weather Review, Vol. 145, 2049-2069