“Soy un médico para las poblaciones”

En celebración del Día Mundial de la Salud el 07 de abril, la serie de entrevistas del IAI le da la bienvenida al Dr. Jaime Miranda.

El Dr. Jaime Miranda es un médico investigador, profesor de la Escuela de Medicina y director de CRONICAS Centro de Excelencia de Enfermedades Crónicas, ambos en la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) en Lima, Perú.  Su investigación incluye un amplio espectro de problemas de salud, tales como obesidad, hipertensión, diabetes y depresión. El doctor Miranda es un investigador en el proyecto del IAI “Uso de la tierra, clima e infecciones en la Amazonia occidental” (CRN 3036). En el 2014, fue reconocido por la revista Qué Pasa  y LatinAmericanScience.org como uno de los 30 científicos menores de 40 años que están redefiniendo el futuro de la ciencia en América Latina.  El año pasado tomó la audaz decisión de tomar un año libre para viajar a través de América Latina con su familia. El Dr. Miranda habló con nosotros acerca de su experiencia en investigación, la epidemia de la obesidad y los problemas de salud en América Latina.

 

Con el cambio global, tanto los cambios naturales como los provocados por el ser humano han desencadenado accidentes relacionados con el clima. Hemos presenciado un aumento en el número de las enfermedades y problemas relacionados con la salud. Basado en lo que usted ha presenciado y estudiado, ¿Cuáles son algunos de los principales problemas que los países de América enfrentarán en los próximos 10 años?

 Creo que el cambio climático plantea muchos desafíos, pero también una oportunidad para enfocarnos en la interacción entre los individuos y el medio ambiente. Desde una perspectiva latinoamericana, considerar que los retos a los que nos enfrenta el cambio climático pueden aportar una oportunidad única para integrar conocimiento y acción.

Viniendo del lado de la salud, una de las mayores agendas de América Latina durante los últimos 20-30 años ha estado centrada en la lucha contra la desnutrición en niños y bebés. Es importante, y sigue siendo importante, proteger nuestro capital humano. Los cambios en el ambiente y nuestros entornos harán que la transición hacia una mejor calidad de vida sea mucho más difícil para las personas. Me refiero a que así sean pequeños cambios, grandes cambios, en localidades pequeñas o en grandes ciudades, ya sea la migración, infección, inundaciones, etc., los cambios vienen ocurriendo o van a surgir y esos cambios son sufridos por los seres humanos, nuestro capital humano. Si describimos cómo el medio ambiente va a ser diferente, esa es una parte de la historia. Pero, ¿quiénes son los que van a soportarlo? Esa es la otra parte de la ecuación. Es como prepararse para los Juegos Olímpicos. Si uno está bien entrenado, va a tener una buena participación. Sin embargo, si nuestro punto de partida es que no estamos entrenados, es esperable que una presentación en los Juegos Olímpicos no vaya a ser nada buena. América Latina ha venido desde muy atrás en la lucha contra la desnutrición crónica. Yo mismo pertenezco a una generación que tuvo un 50% de prevalencia de desnutrición crónica en la niñez. Lo que significa que 1 de cada 2 de mi generación ha tenido desnutrición crónica durante la niñez, y esto agrega penalizaciones para el futuro pues la desnutrición crónica tiene efectos a largo plazo. Irónicamente, el desafío para la generación de hoy es también la obesidad. Uno de cada 2 adultos en Perú y en la región latinoamericana en general tiene sobrepeso u obesidad. Antes luchamos contra la desnutrición crónica, hoy en día la amenaza para nuestros hijos sigue siendo desnutrición crónica, además de la obesidad y el sobrepeso. ¿Cómo protegemos nuestro capital humano? ¿Está dicho capital listo para los próximos Juegos Olímpicos?  

La realidad de hoy es que nuestro capital humano no está en la mejor forma, van a los Juegos Olímpicos no necesariamente entrenados, desarrollados o bien adaptados. Los cambios traídos por el cambio climático van a ser mucho más desafiantes para ellos, para nuestros hijos quienes son los adultos del futuro, así como también para nuestros adultos actuales. De ahí la necesidad de alinear la salud de la población con el cambio climático, a fin de poder proteger y promover una mayor resiliencia hacia los cambios ambientales.

 

 ¿Puedes recordar el momento en qué decidiste ser epidemiólogo?

Estudié medicina en Perú, luego trabajé en los Andes peruanos, y después terminé en el Reino Unido. Estudié en una institución donde la investigación es muy apreciada. Yo estaba contento con la interacción y el compromiso con los pacientes, pero dejé el hospital temprano. Deseaba contribuir como médico para un paciente más “grande”: mis pacientes son las poblaciones.

Me pregunté: ¿Qué es lo que necesito aprender? Dos cosas me vinieron a la mente. Uno era aprender las jergas técnicas y modismos que se utilizan en la investigación, de manera que pudiera entender los documentos científicos y la terminología que utilizaban. En la ciencia valoramos mucho el conocimiento, sin embargo, además de las barreras lingüísticas y profesionales, existen también los tecnicismos que usamos con frecuencia cuando nos comunicamos a través de los manuscritos científicos. La segunda cosa era saber más sobre las formas de hacer la investigación, aprender sobre las metodologías de investigación, la forma de hacer y llevar a cabo una investigación. Ambas cosas en conjunto, entendiendo la comunicación de la ciencia y las maneras y los métodos para hacer investigación, me permitieron estar a la altura de lo que es la epidemiología, que fundamentalmente es estudiar "las causas de las causas". Para cualquier problema dado, el estudio de las causas de las causas significa que usted necesita hacer una pausa y tratar de entender lo que está sucediendo para poder vincular apropiadamente el problema y las soluciones.

Cuando fue mi oportunidad de volver a Perú, ya estaba un poco más listo para volver a casa con un mejor entendimiento de la ciencia, su estilo de comunicación, y sus métodos. El enfoque epidemiológico, planteando desafíos como preguntas de investigación y teniendo libertad experimentando con alternativas para abordar tales desafíos mediante el uso de diferentes diseños, ha sido único y muy útil para mí.

 

Este año la campana por el Día Mundial de la Salud es sobre “cobertura sanitaria universal”. ¿Cuáles el mayor obstáculo para alcanzar la salud para todo América Latina?

Actualmente, vivimos en un período de transición que clama por un mayor escrutinio y reflexión sobre cómo están organizados los servicios de salud. En el pasado, el sistema de atención médica trataba de reaccionar ante condiciones agudas. De una forma muy similar, ello refleja también cómo los profesionales médicos fuimos entrenados. Muy reactivo, y se volvió muy sofisticado también. Sin embargo, con la creciente demanda de atención crónica nos lleva a anticipar que las personas no necesitan atención reactiva sino, por el contrario, interacciones reiteradas y conversaciones sostenidas con el sistema de salud. Hasta ahora, de alguna manera, hemos sido muy buenos en el desarrollo y la entrega de atención reactiva, pero no somos buenos en términos de mantener y garantizar una conversación continua con el sistema de atención médica.

Sumemos a ello que las personas, muchos de los adultos de hoy, sufren más de una condición. La multimorbilidad, cuando el mismo individuo tiene más de un problema de salud, es muy común. Sin embargo, la práctica de la medicina altamente especializada ha priorizado que la especialización médica se centre en los órganos en lugar de las personas. Por lo tanto, la prevención y la atención primaria son sumamente importantes porque necesitamos alejarnos de la atención hiper especializada. La atención sanitaria no se trata únicamente de una atención especializada, la atención sanitaria de hoy y la atención sanitaria del futuro requiere una conversación sostenida entre los individuos, sus cuidadores, sus múltiples condiciones y los proveedores de salud. Por eso es muy necesario el cuidado de la salud primaria y la cobertura sanitaria universal. Vinculando esto a los cambios medioambientales globales y a la analogía de las Olimpíadas, recuerden que cada  equipo olímpico tiene muy pocos médicos, no especialistas para cada parte del cuerpo, pero uno que sabe lo que está sucediendo con los atletas. Del mismo modo, los médicos de atención primaria estarán en alta demanda, entendiendo a sus atletas, sus pacientes.

 

¿Qué es necesario para garantizar la calidad de la atención primaria en salud en Latinoamérica?

Yo vengo de Perú, donde la atención primaria en salud es muy débil, casi inexistente comparado con otros países como Argentina o Brasil, o Chile. ¿Cómo forjamos esta transacción entre la sociedad y su población? La salud es importante, punto. Tener una atención primaria fuerte es fundamental para el bienestar de la sociedad.

Los cuidados de salud, se vuelven mucho más importantes a medida que la población envejece. La población mayor muestra altos niveles de multimorbilidad. Cuando se necesitas tratamiento por múltiples condiciones, necesitas de alguien quien entienda como esas condiciones interactúan. La conversación se vuelve mucho más compleja. Mi amigo Víctor Montori se refiere al tema de esta manera: “imaginen la atención sanitaria como una aerolínea, y una aerolínea lleva consigo sus propias huellas ambientales, y en este momento, la huella de la atención médica sobre los pacientes es demasiado alta.” El modelo actual no está sirviendo a la población de la mejor manera, porque es demasiado engorroso para el paciente. Necesitamos un sistema de atención sanitaria que deje una huella lo más pequeña posible en nosotros.

 

¿Qué es lo poco de epidemiología y de tu trabajo con el cambio global que crees que todos deberían saber?

A veces estamos profundamente encariñados con nuestros primeros trabajos. Para mi doctorado me enfoqué en las poblaciones migrantes. Me interesaban las interacciones humanas y medioambientales y sus impactos en la salud cardiovascular. En los años 80, hubo un gran flujo de población desde las zonas rurales a las zonas urbanas de Lima. Este fue un experimento natural donde algunas personas se mudaron desde zonas andinas de gran altitud, ubicadas alrededor de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, a zonas costeras. ¿Son los migrantes “iguales” a los no migrantes? ¿Cómo diferirían los migrantes en términos de sus riesgos cardiovasculares? A esta aventura la llamamos el estudio PERU MIGRANT. Estudiar una población en movimiento es muy difícil porque los migrantes tienen características diversas, pero en este caso, tuvimos casi un experimento natural.

Esta es una pieza de trabajo que me fue útil porque se trata de romper con los mitos sobre la migración que usualmente sugieren que los migrantes se adaptan a todos los aspectos de la vida de la ciudad, centrándose en la adquisición de los perfiles de salud negativos. Nuestra investigación encontró que los efectos de la migración en la salud son diferentes dependiendo del indicador que usted mira. También tendemos a centrarnos en describir el lado negativo, como los malos hábitos, pero también es importante observar por qué algunos migrantes tienen mejores perfiles que sus homólogos en la ciudad. Tomando una pausa para pensar sobre las causas y mirando hacia la interacción humano-ambiental nos permitió detectar señales tempranas y patrones de enfermedades. Por ejemplo, una observación clave fue que el 75% del grupo rural no tenía ninguno de los cinco factores de riesgo cardiovasculares más comunes. En otras palabras, ¡eran muy saludables! Y uno se pregunta, siempre tendemos a estudiar poblaciones que están enfermas pero, ¿podríamos también estudiar poblaciones saludables? ¿Cómo están siendo protegidas? ¿Por qué? Estos hallazgos se pueden utilizar para la prevención y la planificación. Ahora veo que se están llevando a cabo estudios de migrantes similares en China, donde un gran número de personas se mueven hacia ciudades recientemente "creadas". Me parece muy interesante, pues encuentro que nuestra curiosidad científica en nuestro país tiene aplicabilidad a otros contextos.

 

En su perfil de LinkedIn, dice que se tomó un año para viajar a Sudamérica con su familia. ¡Suena increíble! ¿Por qué lo hizo?

Creo que la vida es demasiado corta. Necesitas tomar decisiones, estar preparado para hacer las equivocadas y seguir intentándolo. De lo contrario, terminarás castigándote por el resto de tu vida. Tengo una carrera, y tengo mucha suerte de poder hacer la investigación que me gusta en mi país de origen. Mientras veía crecer a mi equipo de investigación, mis hijos también crecían. Viajaba mucho, y había más y más demandas de personas que querían trabajar con nuestro equipo... que es lo más extraordinario para un investigador, más colaboraciones, más investigación, más trabajo. Entonces, empecé a pensar en probar algo diferente.

Mi esposa me mostró un libro sobre una familia de cinco viajando por toda América. ¡Lo hicieron con tres hijos! ¿Por qué no nosotros? En aquél tiempo, mi hijo menor tenía un año de edad, así que esperamos tres años más. No fue una decisión inmediata, pero estaba allí, en nuestra mente, estábamos haciéndonos a la idea, íbamos a hacerlo cuando fuese el momento adecuado. Hubo esas inquietudes, como "vas a sacrificar lo que has construido", "las cosas se desmoronarán", y muchos otros escenarios negativos. Sin embargo, estaba dispuesto a fracasar. Dije, "mira, si todo se desmorona, lo construyo de nuevo. No tenía nada hace 10 años. "

Antes del viaje pusimos nuestra atención en dos cosas, garantizar educación para los niños y tener un lugar para vivir. Primero, vimos las opciones para la educación y encontramos programas de aprendizaje a distancia, lo cual fue genial. La siguiente pregunta es dónde íbamos a vivir, y conseguimos una pequeña casa sobre ruedas. Este plan falló más tarde, pero había una ventaja. La casa fue construida en Chile y tuvimos que ir a recogerla. Así es como empezó el viaje. Con tres hijos y un trabajo muy exigente, era necesario que mi familia se tomara ese año y pasáramos más tiempo juntos. Me alegro mucho de haberlo hecho. Nunca nadie podrá quitarnos eso.

 

¿El año que pasaste con tu familia, te inspiró de alguna manera como investigador? ¿Qué has aprendido de esta experiencia (que haya confirmado lo que pensabas, o que te haya sorprendido)?

Tomarme un año libre me enseñó muchas cosas acerca de tomar riesgos La vida es demasiado corta para detener tus decisiones. Simplemente hazlo. Los 12 meses pasaron volando, y ahora estoy más feliz con la experiencia que tuve. Quería recompensarme y a mi familia. Estaba trabajando demasiado, como muchos de nosotros, y las perspectivas de jubilación no se acomodaban mucho a mí. Me explico, la ecuación habitual de que uno trabaja duro, trabaja duro por muchos años, luego te jubilas y disfrutarás de la vida, no encajaba conmigo. Sentí que esperar a mi jubilación era demasiado tarde, y quería algo ahora mismo. Pasar ese tiempo con mi familia significó mucho para mí, y sentí como que me permitía tener un poco de esa jubilación hoy, como un pago por adelantado. Creo que fue bueno también para mi equipo. Ese año, se volvieron más autosuficientes, fueron capaces de participar en varias actividades de desarrollo profesional, y también probaron lo que es llevar sobre sus hombros un conjunto más amplio de responsabilidades. Creo que fue muy beneficioso para todos.  

 

 ¿Me puede decir su visión/meta para este año?

Me encontré con que me encanta guiar a los investigadores jóvenes. No por mi propio bien, simplemente para ver los jóvenes profesionales crecer y triunfar. La meta para este año es rodearme de investigadores jóvenes que deseen crecer, y compartir lo que tengo con ellos. Siento que ahora tengo la paciencia, el conocimiento y las habilidades de comunicación. Quiero concentrarme en las personas, ayudándolas a tomar decisiones para contribuir a la sociedad desde el lado de la investigación. El año pasado, mi calendario estaba libre de todas las reuniones y problemas administrativos, y terminé teniendo conversaciones importantes, ayudando a guiar a las personas para que encuentren sus propias ideas y metas.   

 

¿Qué sabes ahora que deseabas saber cuándo eras más joven?

Que todos somos diferentes, que somos humanos y que debemos aprender como apreciar tales diferencias. Esto de las diferencias es un término que resulte quizás más familiar en el campo de la psicología, inclusive exploran también el cómo “sacar” lo mejor de cada una de las personas. Si observamos como atravesamos por la vida, pareciera que se espera que todos nos comportemos de cierta manera, de una sola manera. Como que la sociedad espera lo mismo de cada uno, mira nuestro sistema educativo – todos seguimos el mismo camino desde preescolar a la universidad, dedicamos más de 20 años de nuestras vidas a hacer las cosas de la misma manera. Pero, ¿cuándo tomamos riesgos? ¿Cuándo experimentamos? ¿Cuándo intentamos y fallamos? Al final del día, todos tenemos diferentes formas de hacer las cosas, los potenciales y las fortalezas. Lo veo todos los días, con mis tres hijos: los mismos padres, pero los tres son diferentes. Ojalá lo hubiera sabido antes. Tenía un conocimiento sutil, pero me gustaría ser más proactivo en la exploración de las oportunidades para vivir una vida más emocionante, y no castigarnos a nosotros mismos por tomar riesgos. Tomarse un año libre me enseñó que, no hay nada de malo en hacer las cosas un poco diferente "que el resto". La vida es demasiado corta.